mientras cierras la noche 7.


VII

Tal vez no comprendimos
cuando aquel ser gritó su letanía,
cuando esculpió en el agua
el rostro más hermoso de la muerte
y nos entregó dudas y verdades.

Es inútil trabajo
perseguir al amor entre los nombres
y vaciar la nostalgia
en brazos de memoria e inocencia.

¡Busca la nueva luz
tras un fulgor de ausencia inmaculada!
Allí presiento un dios,
amanecer de tierra prometida,
entablando la paz con el deseo.

Yo soy amor, la arena,
dúctil para tu noche,
que aparento ser forma
y no me encuentro.