mientras cierras la noche 6.


VI

El cielo era un hechizo, una condena,
un breve espejo muerto y derramado
sobre el junio de hoy
o los miles de junios que olvidaste;
y al fondo del paseo,
oscuro laberinto,
la armonía morena de tu sombra:
arrastrabas la vida
como quien lleva nieve por cadena
y de llanto cargados los bolsillos.

Y fui sábana, o pétalo, o caricia,
o nítida pasión, o sólo beso,
desnudamente clara, tu tristeza.