A Paula Cruz Labajo,
mi primera niña,
mi gran amor.


Cuéntame sobre ti, mándame fotos,
dedícame secretos a escondidas,
déjame oír tu voz, cómprame un bosque
y una casa a la orilla de la luna.

Dibújame los viernes, ponme rima,
conviérteme en cometa, dame alas,
no me quieras querer, quiéreme siempre.

Llámame, escríbeme, pide un deseo
que pueda concederte, ven conmigo
a bebernos la pena por las noches
y una copa de amor al mediodía.

Sonríeme en la esquina de la tarde,
no me olvides los lunes, cuenta estrellas
mientras las cuento yo, mándame besos
por correo postal, dame tu mano,
deja que te acaricie con canciones.

Pídeme que abandone cuanto tengo
y ofréceme tan sólo tres palabras
que me hagan sonreír, cuéntame historias
de cuando eras pequeña y ya volabas.

Escúchame, háblame, déjame sola
soñando con tus ojos. No contestes.
Pregúntame quién gana esta partida
y olvida las palabras que has leído
o guárdalas por siempre en tu memoria.

Nada hay más absoluto que la duda:

Si trato de aferrarme a los silencios,
el alma se me nubla de preguntas.

Si trato de aferrarme a las preguntas,
el alma se me nubla de silencios.

A Jesús Laborda,
por todo lo que compartimos

Hoy la tarde es más bella que la vida.
La noche ha retrasado sus pisadas
y fluyen esperanzas como nunca.
Hay palabras que caen.
Pide un deseo.

me asaltan corazones a cada paso.


mi hogar.




A Josema,
mi limonada llena de horizontes

…y cuando Bella tuvo la certeza
de que Bestia era el único tesoro,
la única realidad, la única vida,
supo que no había tiempo, ni distancia,
ni nada que ella amara hasta el momento,
que pudiera apartarla de su lado.

Si alguna vez pensaste
que cada sentimiento tiene nombre
y que las emociones más profundas
conviven con pronombres y adjetivos,
has de saber que el alma
no lleva parabrisas de conciencia
ni frenos contra sueños.

No hay un amor que aguante la embestida
de la palabra amor. No hay diccionarios
que convoquen un nombre en sus respuestas
cuando todo en el alma son preguntas
y la vida, por fin, cobra sentido.

Y ahora cómo le cuento yo a la vida
que la luna es la luna porque busca tus ojos
y la noche es la noche porque espía tus sueños.

os extraño... cuánto os extraño.





A Marga Plata:
te echo de menos

Desde que tú te has ido,
hay corazones rotos
por todos los rincones del verano;
cementerios de letras
se han instalado en mis estanterías
y tus palabras quietas
se aparecen al borde de mi cama
y desordenan sueños en tu nombre.


Ahora que te has ido,
un poltergeist de noches sin sonrisas
vive en mi camiseta de Los Beatles
y canta el Yesterday por las mañanas
y el All you need is love cuando anochece.


Desde que tú no estás me quedan grandes
tu risa y mis dibujos
y la nostalgia lleva
su repóker de ases a la vista.


Como la lluvia muere en las aceras,
muere la soledad entre canciones
o en esta procesión de tantos meses,
semanas, días, horas y momentos.

Es imposible retirarse ahora.
No hay táctica posible
- ni estrategia -
que te ayude a vencer esta batalla
que no quieres vencer.

Tu soledad ha muerto.
Tú has ganado.
Prende un sueño de luz para el camino.


volabas
yo
deshabitaba
tus
silencios.

despidiendo el otoño 2.


despidiendo el otoño 1.




A Daniel M. Vega,
por sus palabras
 y sus silencios

La luz casi invisible
de tu nombre
es
una
primavera
de
silencios.

tiempo.


transformación.


diciembre.





La luz viste de oro
los árboles, los coches y las almas
como un polvo de estrellas derramado.

Trenzan hilos de plata las pulseras
del hielo en los cristales.

Salvo por este frío
que acuchilla mi piel como tu ausencia,
éste pudiera ser
el día más bonito del otoño.

Puede que no sonrían las farolas
al paso de esta tarde del color de las dudas
y que, apenas las noches se visten de diciembre,
el frío se apodere de tus ojos.

Puede que las palabras desdibujen
los pensamientos rotos, los recuerdos
y muchas ilusiones de paraguas y ausencias.

Y puede que se mueran las ciudades
de gentes semejantes, igual que maniquíes,
y el torpe susurrar de sus pisadas.

Conserva el resplandor.
Siempre nos pertenece el horizonte,
como París, o Roma, o el lugar de tu alma,
y esas viejas baldosas amarillas
que invitan al camino.

A Tatá

Tras esta niebla blanca, fría, hueca,
se acurrucan la luna y los latidos
del corazón del mundo.
Has cerrado los ojos
y te has llevado todos los colores.

...y si ahora me despiertas,
te hablaré de diciembre,
del brillo de los días y de las noches claras…
y te diré que el tiempo se ha callado
como ese guitarrista callejero
o como aquella luna casi llena
que le presta sonrisas al silencio.