encajes.


frío, mucho frío.


Si no puedes quererme,
regálame las hojas de este otoño
como una alfombra triste de verdes naufragados.

No lloraré, lo juro.
Los días van cansados de postales
y hace ya mucho tiempo que levanto
un castillo de lluvias para pasar diciembre.

Luego déjame sola. No preguntes.
Madrid no tiene nombres para los sentimientos.

Me entristece pensar lo que no digo:
los cientos de palabras
que se atropellan mudas en mi mente
cada vez que te tengo;
palabras que son vida
y son futuro
y son inspiración
y hasta son magia…
Palabras con tu cuerpo como meta,
con tu aliento, tus ojos y tus labios
como materia prima,
con tu alma
como esencia y motor,
con tus palabras
como verbos y como sustantivos.
No digo tantas veces tantas cosas…
Te miro y me entristezco, simplemente,
al no encontrar la forma, la poesía
del mar, de la montaña, de la noche,
de todo lo infinito…