mientras cierras la noche 22.


XXII

Decirte adiós, amor,
y adintelar un cielo de ladrillo
entre muros de noche,
anular las pestañas
para no salpicar las escaleras
de cristal y de sombra,
sangrar, sangrar, sangrar y adormecerme
y degollar el llanto;
clausurar una nueva madrugada,
una lava solar
como cintura de penúltimas horas,
y conjurar el día
para nacer de nuevo entre tus huellas.