mientras cierras la noche 21.


XXI

Descubrimos un mundo
en el envés del tiempo y la tristeza
y acariciamos, leves,
el torso de la duda y el recuerdo.
Todo tu cuerpo en mí,
toda tu fuerza,
ternura viva, llanto encarcelado
y ser columna, atlante o madrugada
en donde abdique el tacto de la sombra.

Y yo, vestal de luna,
ara de tus pupilas y tus labios,
avanzo hasta sentir
la piel incinerada del olvido
para nacer de nuevo.