Aunque en este autobús
el tiempo es sólo tiempo y los kilómetros
son una herida abierta
que me aleja de todo y de tus ojos,
aprovecho el dolor para inventarte
y te escribo poemas
que nunca serán tuyos.

Después, cuando te olvido y no me dueles,
y el tiempo ya no es tiempo,
releo cada verso, lo pronuncio
y lo voy desnudando
de todo lo que no te pertenece
como si de tu cuerpo se tratara.