Yo, desde no sé cuándo,
tengo dos corazones
luchándome en el pecho.
Uno se mueve al ritmo de la vida,
del trabajo, las prisas y de las frustraciones.
El otro late al ritmo de tu horario,
amanece por ti,
duerme contigo.

Acaso un corazón no era bastante…
uno mantiene el cuerpo en el que vivo,
el otro pone alas a mi alma.