A Paula Cruz Labajo,
mi primera niña,
mi gran amor.


Cuéntame sobre ti, mándame fotos,
dedícame secretos a escondidas,
déjame oír tu voz, cómprame un bosque
y una casa a la orilla de la luna.

Dibújame los viernes, ponme rima,
conviérteme en cometa, dame alas,
no me quieras querer, quiéreme siempre.

Llámame, escríbeme, pide un deseo
que pueda concederte, ven conmigo
a bebernos la pena por las noches
y una copa de amor al mediodía.

Sonríeme en la esquina de la tarde,
no me olvides los lunes, cuenta estrellas
mientras las cuento yo, mándame besos
por correo postal, dame tu mano,
deja que te acaricie con canciones.

Pídeme que abandone cuanto tengo
y ofréceme tan sólo tres palabras
que me hagan sonreír, cuéntame historias
de cuando eras pequeña y ya volabas.

Escúchame, háblame, déjame sola
soñando con tus ojos. No contestes.
Pregúntame quién gana esta partida
y olvida las palabras que has leído
o guárdalas por siempre en tu memoria.