No sabes cuánto añoro 
esa mirada tuya
columpiada en silencios.

Hoy, tan lejos de ti,
con todos mis olvidos
pronunciando tus labios
- esos labios, portales de palabras
que acunan a la tarde – ,
con mis manos, paréntesis abiertos
de no rozar tu espalda
- esa espalda que sueño tatuada
de besos y poemas – ,
con mi tristeza herida
de detener la tuya
- esa tristeza aún desordenada
por tanta incertidumbre – ,
con mis dedos, por fin, que necesitan
el sonámbulo tacto de los tuyos
para creer que existes…

Cuánto extraño tus ojos,
cuánto tiempo
sin esa forma tuya de excavar en mi alma
como si no supieras,
como si no contaran mis pupilas
que en todas mis ciudades
venden billetes hacia tu cariño.

Y tus ojos se olvidan de mis ojos.
Y tú eres el columpio de mi llanto
y a mí solo me quedan tus silencios.