Bésame en otro horario
o a escondidas,
pero bésame vivo en cada beso.
Ha regresado el frío
de ventanas abiertas,
de seres racionales
pisando corazones,
de los árboles mudos
plantando sus fronteras distraídas
sobre la piel descalza del deseo.

Ha vuelto, como antes,
la soledad de siempre conocida
y los deseos ocultos de ser muerte,
de descansar de todo y de tus labios,
de artificiales lunas
y de sueños
hervidos en la sangre de la nada.

Hunde tus besos largos en mis besos,
que solo así inventaste la esperanza
y la lucha dormida,
tras mis ojos.

Bésame en otro sueño
con tu nombre hecho beso y con tu carne
sostenida de pronto
entre tanto desorden.
Pero si ya no sientes el deseo
al unirte a mis labios,
si la pasión se ha convertido en roce
al contacto cansado de los días,
dime que no es por mí
y que aún me quieres,
y busquemos, sin prisas, otro idioma
para incendiar el frío que me habita.