Cuando llega la noche y nos ataca
con su veneno sucio,
con su niebla,
todo en la habitación se vuelve triste.
Tus ojos son la sombra de tus ojos
y los míos el alma a la deriva
buscando algún refugio
en el que anclarse.
Cuando llega la noche no hay palabras
y el humo se revuelve en los silencios
como una cobra hambrienta.

Pero acerca tu mano, amor, tu mano
hacia la luna abierta de mi frente;
verás la magia antigua,
poderosa,
instalarse en los labios de una estrella
para hacer revivir cada palabra,
cada caricia, amor, y cada beso.