Esta ventana abierta a los olivos,
los rumores ahogados de las noches
y el altivo brillar de las estrellas,
quieren saber de ti,
robar tu alma
y disputarme el roce de tus labios.

Quiero gritarle al mar que no te espere;
que yo te amé primero y moriría
si los lagos cansados de tus ojos
se hundieran para siempre entre sus olas.

Quiero elegir tu voz y tus latidos,
la innecesaria sombra de tu otoño
y confundir tu orilla en mis arenas.

El sur clama por ti.
Yo me pregunto
si habrá dos sentimientos
capaces de enfrentarse a las palabras.