Cap. Frederick Wentworth

Todas las noches cruzo
los sueños para verte.
Descalzo las andadas escaleras
del cristal de la tarde
y, como en un deseo más que impuro,
organizo un encuentro con tus ojos
y con tu piel desnuda.
Me acaricio de ti,
tu piel afirma su silueta perfecta
para abrazar mi abrazo.
Y, en la cómplice cueva del secreto,
comienzan nuestras sombras
a relatar leyendas, cuentos, mitos,
incluso profecías de otras noches
tal vez en otros cuerpos reencontrados,
tal vez en otras vidas.
Después, cuando se impone
la estéril realidad de un día nuevo,
solo me restan sordas vaguedades
y la necesidad insana de decirte,
- aunque nunca lo haré, posiblemente -
que cada noche cruzo
los sueños para amarte.